Memorial de San Juan Comalapa: Paisajes de la Memoria 

 Memorial Ubicado en San Juan Comalapa, dedicado a las personas desaparecidas durante el conflicto armado en Guatemala.  

Memorial de San Juan Comalapa: Paisajes de Memoria

Autor: Juan Raúl Junay

 

San Juan Comalapa, siendo parte del departamento de Chimaltenango, ha sido reconocido en el país por haber sido el lugar donde nació Rafael Álvarez Ovalle, autor del himno nacional de Guatemala. También se le conoce por su gran muro donde artistas han pintado la historia del pueblo, y es quizás ahí donde se revelan otros aspectos por los que es evidente la notoriedad del San Juan Comalapa, como lo son las masacres que ocurrieron durante el conflicto armado. En la tesis titulada “Historia de San Juan Comalapa” de Marcelo Yool Son, se nombran cinco masacres que son recordadas hasta el día de hoy por su población. La primera ocurrida en la cabecera municipal de Comalapa, en el año 1980, donde la policía judicial ejecutó a Florencio Apén junto a seis integrantes de su familia (Yool Son, 2007). La segunda fue en la aldea Patzaj, municipio de San Juan Comalapa, donde el ejército guatemalteco bombardeó a su población usando aviones y helicópteros en enero de 1981. La tercera masacre se dio en Paxán. Miembros del ejército estaban buscando un objetivo militar, y al no encontrarlo, se abalanzaron contra los agricultores que estaban trabajando la tierra, asesinando a Jacinto Catú, Eduardo Catú Cutzal, Juan de la Cruz y Simón Perén. Ellos no fueron los únicos asesinados ese día, pero fueron los únicos identificados. En septiembre de 1981, en la aldea Xiquín Sanaí, el ejército asesinó a 60 personas, incluidas a las que estaban reunidas en el centro religioso católico de la comunidad. En agosto de 1982 en Papumay, Xenimaquín, San Juan Comalapa. Miembros del EGP realizaron una masacre en la que murieron 40 personas, incluidas patrulleros de las Ex-PAC y población civil (Comisión de Esclarecimiento Histórico, 1999).

Fueron cientas las personas afectadas en esa región a causa de la guerra. Los secuestros y desapariciones se cometían regularmente, por lo que varias familias compartían la desgracia de tener un familiar desaparecido.

Actualmente, el Nimajay[1] que está en San Juan Comalapa, fue construido para conmemorar a las víctimas del conflicto armado, en especial a las desaparecidas. Ese memorial fue hecho por CONAVIGUA, en las paredes se pueden ver pinturas de jaguares, quetzales, tecolotes y águilas de dos cabezas, las paredes están llenas de colores. Cuando el destacamento militar se estableció en San Juan Comalapa, empezaron a darse las desapariciones. En el 2003, CONAVIGUA pidió que se hicieran excavaciones e investigaciones para encontrar a personas desaparecidas, pues sabían que el ejército las había desaparecido, y lo más probable fuese que los cuerpos estuviesen en el destacamento militar. La FAFG atiende el llamado de CONAVIGUA y el 27 de agosto del 2003 empiezan las excavaciones, ese día se localiza la primera fosa (Guzmán, 2018). El destacamento ya no se encuentra ahí, pero en lo que antes era el destacamento encontraron 53 fosas, en las afueras del destacamento también encontraron fosas. Alrededor de mil trincheras fueron exploradas en el destacamento. Aunque la FAFG sostiene que ya no puede haber más fosas, familiares de víctimas que no han podido encontrar a sus allegados sospechan que detrás del muro que esta atrás del Memorial puede haber más fosas (Coronado, 2018). Encontraron 220 osamentas, habían fosas individuales y colectivas. La fosa que tuvo más cuerpos fue la numero 38, que contenía 21 osamentas. 187 osamentas son de genero masculino, 18 de genero femenino, a 15 osamentas no se le pudo identificar su género. Hay que recalcar que se encontró también un infante de 0 a 3 años, dos niños de 4 a 12 años y un no nato, es decir, un bebe dentro del vientre de su madre. De las osamentas encontradas, 48 fueron identificadas por ADN, seis de estas personas se encuentran en el diario militar, siendo estas Amancio Villatoro, Juan de Dios Samayoa, Hugo Navarro, Moisés Saravia, Sergio Linares y Zoilo Canales (Coronado, 2018). 29 osamentas identificadas provienen de San Juan Comalapa, 6 de la ciudad de Guatemala, 5 de Chimaltenango, 3 de Tecpán, 2 de San Martín Jilotepeque, 2 de Mixco y una de Zaragoza, tal como se muestra en una de las placas en las que se presenta el memorial, llamado “Paisajes de memoria: Memorial de las Víctimas de Desaparición Forzada” (Valdéz, 2018)

Según Danny Guzmán, vocero de la FAFG, el resto de osamentas no pudieron ser identificadas porque las condiciones de los huesos hacen que el ADN sea escaso. La acidez del suelo tiende a dañarlos haciendo compleja la tarea de encontrar la información genética en ellos. No obstante, la Fundación de Antropología Forense está buscando utilizar nuevos procedimientos tecnológicos para encontrar el ADN en las osamentas que presentan bastantes signos de deterioro a través de nuevos kits de ADN.

Las placas que rodean el memorial tienen 6041 nombres de personas desaparecidas en el conflicto armado, todos los nombres están clasificados por departamento. De hecho, la fila de nombres es extensa, revelando la gran estructura de inteligencia militar que estaba dispuesta a diezmar a la población con cualquier medio posible con tal de evitar todo tipo de interferencia de grupos revolucionarios. De igual manera, la cantidad de placas conmemorativas del memorial muestran el poco valor que se le tenía al otro, a la especie humana, en la época del conflicto armado, pues las masacres, secuestros y desapariciones eran cometidas como parte de una tarea nacional que debía cumplirse. El día en el que se inauguró el memorial, una gran pancarta negra en la que se leía “Si hubo genocidio” fue llevada por varias personas en sus manos. Al ver la cantidad de nombres de desaparecidos en las placas se puede entender el porqué de la pancarta negra, sin obviar que las víctimas mortales en todo el país son exponencialmente mayores a 6041 personas.

Una de las placas fue hecha específicamente para conmemorar al doctor Clyde Snow, quien es el padre de la antropología forense. Si bien ya había hecho equipos antropológicos en otros países latinoamericanos como Argentina en el 84, Perú en el 86, y Chile en el 89 (EFE, 2018), es en 1991 que implementa el Equipo de Antropología Forense de Guatemala. Siendo Fredy Pecerelli estudiante del doctor Snow, hereda su conocimiento forense para luego ser el director de la Fundación de Antropología Forense. A finales de los 90 ya se había empezado a trabajar en las primeras exhumaciones en Quiché. El doctor pensaba en Pecerelli como su hijo, y al ver la magnitud de las consecuencias del conflicto armado en Guatemala, decide que tras su muerte sus cenizas permanezcan junto a las víctimas guatemaltecas. En efecto, el día de la inauguración del memorial (21 de Junio del 2018) pusieron su urna bajo las placas de los nombres, donde estará por la eternidad.

El memorial tiene alrededor del Nimajay dos fosas abiertas, para abrir la posibilidad a la imaginación de quien las presencia el tipo de barbarie a la que fueron sometidas las víctimas depositadas en esos lugares. Por otro lado, el ejército ha negado la existencia de cuerpos en el destacamento, han llegado también al punto de sugerir que las osamentas encontradas fueron de víctimas del terremoto del 76, pero después del análisis de la FAFG, se encontró en los cuerpos heridas por proyectil de arma de fuego, heridas cortantes y contusas. Esto contradice la versión del ejército. En el lugar se encontraron fragmentos metálicos, los cuales fueron enviados al Ministerio Público para que el departamento de balística los analice. La balística no es ocupación de la FAFG, pero hay probabilidad de que esos fragmentos sean de proyectiles.

Dentro del Nimajay, específicamente en las paredes, hay decenas de cruces azules que contienen nombres de las personas desaparecidas e identificadas, las cuales pertenecen a personas de San Juan Comalapa, como es el caso de Jacinto Catú y Eduardo Catú Cutzal, quienes se nombran en la tesis de Yool Son como parte de la masacre de Paxán (Yool Son, 2007). Tal como aparece en el gran muro donde está pintada la historia de Comalapa, el conflicto armado fue solo una parte que esa región ha tenido que sufrir, pero después de la guerra vinieron otros eventos que se pueden ver en las últimas partes del muro. Sin duda cada periodo ha sido relevante para la población, pero de igual modo cada uno de ellos debe ser recordado para dar una trayectoria conjunta a su colectividad.

 

[1] Casa grande en kaqchikel

 

Referencias

-Comisión de Esclarecimiento Histórico. (1999). Memoria del Silencio. Oficina de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS).

-Coronado, E. (23 de Junio de 2018). Las tumbas de los sin nombre. Obtenido de Plaza Pública: https://www.plazapublica.com.gt/content/las-tumbas-de-los-sin-nombre

-EFE. (21 de Junio de 2018). Sin presencia del Gobierno, inhuman a 172 víctimas del conflicto armado en San Juan Comalapa. Obtenido de Prensa Libre: http://www.prensalibre.com/ciudades/chimaltenango/sin-presencia-del-gobierno-inhuman-a-172-victimas-del-conflicto-armado-en-san-juan-comalapa

-Guzmán, D. (27 de Junio de 2018). Vocero de la FAFG. (J. R. Junay Pulido, Entrevistador)

-Valdéz, D. (21 de Junio de 2018). Fotografía de Paisajes de Memoria. San Juan Comalapa, Chimaltenango, Guatemala.

-Yool Son, M. (2007). Historia de Comalapa.

 

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