Monumento en cementerio de El Chal
En este sitio descansan los restos de 23 personas asesinadas. La placa recuerda a 77 personas víctimas de asesinato y a 39 desaparecidas en el Chal durante los años 1979 y 1984.
Monumentos en honor a víctimas del conflicto armado en El Chal, Petén
Por Rubén Darío Melgar
Cuarenta y seis osamentas descansan en bóvedas construidas en los cementerios del municipio de El Chal y aldea El Chal, Santa Ana, Petén. Dichas osamentas pertenecen a personas que fueron víctimas del conflicto armado interno que azotó nuestro país en los años ochenta. En la aldea El Chal, Dolores, que ahora es municipio se ubicaba un destacamento militar y fue uno de los lugares donde fueron perpetradas varias masacres.
Estas bóvedas con sus lápidas de mármol fueron construidas en el año de 1999 por familiares de las víctimas y vecinos, con el apoyo de la Asociación de Familiares Detenidos-Desaparecidos en Guatemala (FAMDEGUA) y la Pastoral Social del Vicariato Apostólico de Peten (VAP).
Los monumentos miden aproximadamente tres metros de altura, en ellas están escritas 77 nombres de personas que fueron asesinadas y 39 nombres de personas desaparecidas entre los años 1979 y 1984. Fueron construidos con el objetivo de dignificar a las víctimas que fueron asesinadas o desaparecidas en aquella época.
Un líder comunitario del municipio de El Chal (quien no quiso ser identificado) informó que en la bóveda que se ubica en el cementerio de ese municipio se encuentran 23 cadáveres. Y en el cementerio de la aldea El Chal, Santa Ana, también hay 23 cadáveres, más un cuerpo que fue enterrado por un familiar de la víctima en un panteón aparte de la bóveda en el cementerio de la aldea El Chal, Santa Ana. Hacen un total de 47 víctimas.
Estos datos coinciden con la información de FAMDEGUA y la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) después de realizar los trabajos de exhumaciones en El Chal en donde encontraron los cuerpos en varias fosas clandestinas de entre las edades de 20, 30 y 40 años, entre ellos dos adolecentes. Esto sucedió después de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala.
Además el líder comunitario dijo que la intención de dejar una parte de los cadáveres en El Chal (ahora nuevo municipio) y la otra parte en El Chal, Santa Ana, fue porque eran vecinos tanto de una comunidad como de la otra. “Por cuestiones familiares y de unidad, además porque en las dos comunidades habían sido desaparecidas y asesinadas muchas personas”.
“No podemos afirmar qué grupo cometió mas asesinatos, pero lo que sí podemos decir es que aquí descansan personas asesinadas por la guerrilla y personas asesinadas por el ejército. Nosotros estábamos en la lista pero logramos sobrevivir”, dijo el entrevistado.
Miguel Campos, un transportista y sobreviviente de esa época de conflicto manifestó que fue duro vivir así. Como transportista a él le pagaban por trasladar tropas del ejército de un lado a otro y eso peligraba su vida, aunque mencionó que muchos líderes de guerrillas sabían que lo hacía obligadamente y para librarse de la muerte, “yo estuve un poco al lado del ejército porque me obligaban”, dijo.
Por su parte la señora María Sofía Álvarez, una sobreviviente, lideresa e investigadora del informe de la Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) dijo que el monumento se hizo en honor de las y los que fueron asesinados o desaparecidos. En muchos casos tenían que estar al lado de un grupo para salvar sus vidas porque fueron obligados o porque no les quedaba de otra.
Álvarez mencionó que al recabar las evidencias para el informe de REMHI, recibió 72 testimonios de familiares de las víctimas de los alrededores de El Chal y algunos victimarios y recordó a un ex comisionado militar que acudió a ella para contarle los asesinatos que hacían en ese tiempo y se gastó dos casetes para lograr grabar todas las evidencias.
Los entrevistados coincidieron en sus mensajes en que se transmita todo lo que ocurrió a la niñez y a la juventud de ahora, porque fue demasiado triste y de ninguna manera quieren que se repita.
Estado de los monumentos
Las lápidas y las bóvedas están bajo unas casitas con techos de láminas, columnas y piso de cemento y son cuidadas por las mismas familias y amigos, ya que se encuentran en el predio de los cementerios.
CREDITOS:
Este reportaje fue realizado por el periodista Rubén Darío Melgar como proyecto final del taller sobre memoria histórica realizado en Guatemala por la Deutsche Welle Akademie en noviembre del 2015.